domingo, 30 de octubre de 2011

Silvia, la mujer resorte. II

Silvia la mujer resorte, no durmió en toda la noche.
sólo decía: ...tengo que, tengo que tengo que
y como es costumbre iba desde el suelo al techo.
del suelo al techo, del suelo al techo,
rebotando.
Se quedo sentada en una piedra del jardín, observando, partiendo la cabeza contra
la palabra, en el infante hueco de comprender que no hay nada que tenga que hacer con la noche cuando es la noche.
Hasta que se cayó desmayada.
sonó el telefóno, nunca lo escuchó. Él le iba a decir que existía, junto con una invitación
a una fiesta de gente linda que hace bien al bien del bien.
El desamor es un invento, por no decir desencuentros magnéticos.

2 comentarios:

  1. Desencuentros magnéticos evolucionando a rabia imantada.

    Saludos.

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  2. Ja, cierto, a veces también es un "auto-magnetismo" o super-importancia personal, esos adornitos que uno tiene para decir "yo soy así", lo que no nos deja encontrarnos...a Silvia le pasa eso, se enreda en sus resortes y vive en el automatismo de volver siempre al mismo lugar, rebota...
    Gracias por comentar,
    me gustan tus escritos.

    Saludos

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