martes, 8 de febrero de 2011

Manos, un lugar.

Son las siete
El mismo bar, la misma gente.
La señora del peinado, el mozo, su bigote.
La niña correcta en su silla correcta, (Qué es un demonio atado a un vestidito rosa).
 La familia del cuatro-El estándar simétrico, y lindo, lindo por supuesto-.
   Miro mis manos.
El borde verde de la ventana.
        Las migajas de pan en mi pollera.
                Los ojos tuyos en mi alma, que dice ser mente.
 Me miraste.
 Te vi.
 Miraste para abajo, ¿por qué?.
Me volviste a mirar, que vergüenza.
Miro mis manos. Mejor. 
Me puse colorada.
 Me hago la que me pica la nariz para taparme la cara.
 Revuelvo la cartera.
Miro mis manos.
 Esta oscuro. 
Cosas que no me pertenencen, nada me pertenece. 
Libros que planeo leer durante el día.
Lapices de colores.
Boletos, papeles verdes, hojas.
Maquillaje roto.
Monedas. 
Miguitas, siempre hay miguitas al lado mio.  (Parece que la fragilidad quiere marcar territorio).
Noviembre se perdió.
Vos te fuiste, no te regale ni risa.
Me estiro en la silla, es tarde ya.
Llueve.
Me sumerjo en el vino.
Pienso: llueve.
Abro la ventana, miro mis manos quieren irse a nadar. 
Antes que yo.  
No estoy sola.

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