domingo, 6 de enero de 2013

Equilibrio

El equilibrio se vuelve peligroso cuando uno cree que la palabra tiene un lugar preciso en el tiempo.
Que solo puede estar allí, cayendo en el aullido nocturno del perro maltratado por la ciudad.
Entonces vendrá el día con sol pero faltará el reflejo de la cara acompañando a la luna en el agua sucia del pocito de la esquina.
Es necesario caerse, descuidarse para comprender a la noche y hay que ser piadoso tomando su cintura como si fuera una hermana única que debe ser salvada del precipicio.
Así se hace un destino, un altar al dolor para que alguien vea a la princesa vagabunda que hay en nosotros.
Se vuelve piedra la imagen de un hombre mirando el más allá de la baldosa rota, el pocito, el agua sucia. Soplando el humo de un cigarrillo prestado haciendo un túnel misterioso con su aliento y su humanidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Archivo del blog