Cuando la piel pesa,
caminan sólo los pies y la vereda.
Existe, la evanescencia nocturna en algunos rincones.
Confesiones, anhelos de ir a la luna.
Encima de la luna crece un bosque de malvones después de la lluvia.
Pero ahí ya no podes ir, princesa.
Sólo los pies, sobre la vereda,
hacia tu casa y tu sillón de mimbre viejo,
hacia tu letra sobre un cuaderno, sobre una hoja.
Y esa es tu vuelta al mundo,
lo que se revela adentro, duele y acaricia.
caminan sólo los pies y la vereda.
Existe, la evanescencia nocturna en algunos rincones.
Confesiones, anhelos de ir a la luna.
Encima de la luna crece un bosque de malvones después de la lluvia.
Pero ahí ya no podes ir, princesa.
Sólo los pies, sobre la vereda,
hacia tu casa y tu sillón de mimbre viejo,
hacia tu letra sobre un cuaderno, sobre una hoja.
Y esa es tu vuelta al mundo,
lo que se revela adentro, duele y acaricia.
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